Escribe Diego Pajares Herrada (@diegopajaresherrada) / Fotos Archivo Personal

La líder del equipo nacional desde hace dos años, que acaba de quedar entre los ocho mejores en los Panamericanos de la categoría en Brasil, entrena sies días a la semana y se moviliza en bus para llegar a la Videna. En tiempos de ‘capitanes del futuro’, una adolescente de 15 años nos dice que ser capitán no es cargar con el equipo, sino hacer que sean mejores. 

La primera convocatoria a la selección peruana de waterpolo llegó a sus 13 años. En realidad fue una preselección, sub 15. Si quisiéramos decir que no estaba destinada a entrar en la convocatoria final, hubiésemos tenido razón. Era una suplente que terminó siendo titular y capitana con 15 años. Pero ya llegaremos a eso. Para esta entrevista Kiara Barrantes no va a empezar a entrenar junto con su equipo. Esto provocará una serie de sucesos que demuestran su pasión por el agua, específicamente por el waterpolo: luego de cada pregunta miraba hacia la ventana, sus compañeras ya habían comenzado.

Al terminar, grabamos un video corto, frente a la piscina donde ya entraba el equipo que capitanea. Su concentración estaba ahí. Volteaba a cada instante, viendo cómo sus compañeras ya habían entrado en ritmo. Era un pez fuera del agua. Nos apuramos. Si hay algo que un ser humano no puede cambiar es de pasión. “Hasta ahora yo misma me sigo sorprendiendo de todo lo que he mejorado”, cuenta a En Las Canchas Kiara, 15 años, aún escolar. “Al empezar [en la selección] no tenía idea que iba a ser esta Kiara del futuro. Creo que vieron mi actitud”, dice la capitana de la selección.

COMO CAPITANA EN EL AGUA

Dos años le tomó a Kiara Barrantes convertirse en la voz que siguen sus compañeras. Fue elegida por su entrenador para serlo en la Copa Pacífico. También lo fue en el Panamericano Sub-15 que se realizó en setiembre pasado en Bauru, Sao Paulo, en Brasil, donde el equipo llegó invicto hasta los cuartos de final tras vencer categóricamente a Puerto Rico, México y Chile (a estos dos últimos por partida doble) por sendas goleadas. La selección peruana de waterpolo quedó entre los ocho mejores del torneo, perdiendo en las eliminatorias contra Argentina. Pero el detalle es que la capitana fue la segunda goleadora del Panamericano, con 28 goles, a uno de la brasileña Lyvia Vaz Stringhetta y a 10 puntos de la tercera, la boricua Eva Salva, con 18 anotaciones.

“Creo que llegar hasta acá ha sido una cuestión de mentalidad”, nos cuenta Kiara, de regreso a la conversación. “Porque varias veces me han dicho ‘si tú quieres algo, tenlo en la cabeza, ponte propósitos’. Y yo me propuse llegar a la selección y mejorar mi técnica, todo lo que fuera posible para llegar a ser titular”. El liderazgo se traduce en seguridad. Kiara vuelve a voltear la cabeza hacia la ventana, escucha las indicaciones de su técnico. Tiene permiso para la entrevista, pero quiere alistarse. “No es que eche el equipo al hombro”, aclara. “Es que sé que yo puedo hacer que mis compañeras sean mejores. Siento que lo hago”.

NADAR Y METER EL BALÓN EN EL ARCO

Kiara sonríe cuando le preguntamos cómo explica ella a sus amigos y amigas qué es el waterpolo. “Lo primero que les digo es si conocen el balonmano. Si me responden ‘¿qué es el balonmano’? Entonces ya tengo que explicar”, dice riendo. “Es como el fútbol, pero con las manos, en una piscina y hay dos arcos. No, no podemos bucear, tienes que  ir nadando e intentar meter gol. Son cuatro tiempos de ocho o siete minutos, dependiendo de la categoría, hay posiciones y tienes 28 segundos de posesión, tienes que lanzar al arco antes que acabe ese tiempo”. La capitana dice que es “la explicación informal”. Pero el waterpolo, quizás como todos los deportes, es principalmente un lugar seguro. No es la primera vez que lo escuchamos de algún deportista acuático. Kiara se explaya y, a sus 15 años, muestra el que tal vez sea su lado más vulnerable. “¿No te pasa que tienes un lugar donde sientes tranquilidad?”, nos pregunta. “Eso me pasa con el waterpolo. Siento que voy… digamos… tengo miles de cosas en mi cabeza, problemas. Pero llego al waterpolo a entrenar y me siento tranquila. Es como un lugar seguro para mí”.

El grupo que se forma también es importante. “las chicas de la selección son unas compañeras que agradezco mucho tener. Son como una segunda familia para mí. Creo en la confianza de mis entrenadores, el apoyo de mi familia y en todo lo que me he esforzado para llegar hasta acá. Eso me ayuda a seguir”. Kiara Barrantes entrena seis días a la semana. Vive cerca al estadio de Universitario de Deportes. Va al colegio y desde la zona se traslada en el bus rojo hasta la Videna, donde tiene que estar a las seis de la tarde. Claro, cuando no está entrenando en su Academia. A veces, como ahora, se prepara en las piscinas del Campo de Marte, que sigue viendo intranquila. Señal de que la conversación va terminando. La pequeña Kiara recibe la buena noticia y sale volando a ponerse la indumentaria y meterse al agua. En dos años, entre Copa Pacífico y campeonatos de su categoría ya logró podio: plata y bronce. Pero ella sabe que la historia recién comienza en su lugar seguro.